Doctor prometido
Doctor prometido
Doctor prometido
Qué puede hacer una estadounidense famosa con el corazón roto cuando está en Londres tratando de olvidar a su ex? Obviamente, buscarse un prometido falso.
He viajado a Londres para esconderme de la prensa sensacionalista mientras intento superar una ruptura difícil con mi novio de toda la vida. Al salir de una cafetería me tropiezo con un muro. Solo que no es un muro: es un inglés guapísimo…, y acabo de tirarle un café caliente por encima.
Mi víctima no solo me perdona por mancharle la camisa, si no que cuando le cuento que necesito quitarme a la prensa de encima, no duda en hacerse pasar por mi prometido.
Nuestro acuerdo es claro: nada de esto es real… excepto que cuanto más tiempo pasamos fingiendo ser pareja, más difícil se me hace cumplir mi parte del trato. Y su ardiente mirada me dice que a él le podría estar pasando lo mismo.
Por cierto, ¿os he comentado ya el cuerpazo que tiene cuando jugamos al Twister y acabamos desnudos? Tengo que reconocer que hace que me derrita.
Estoy empezando a pensar que mi prometido falso podría tener madera para ser un excelente marido…